
Dirección: Kitarô Kôsaka
Intérpretes: Animación
Año: 2018
Distribuye: Cinemaran
La animación japonesa siempre es muy reconocible cuando vemos una película en la pantalla. Esos trazos sencillos, pero firmes, ese color cálido y vivo y el uso, a menudo, de la cámara lenta para resaltar algunas partes de la historia, no faltan en esta película familiar, donde una niña, que queda huérfana, tras perder a sus padres en un accidente de coche, se traslada a vivir con su abuela a un “roykan” (alojamiento tradicional japonés, en este caso con aguas termales). Allí, la joven Okko, comienza su aprendizaje para, en un futuro, poder dirigir el establecimiento.

Con un inicio donde la niña y sus padres disfrutan de unas vacaciones, que más adelante encaja perfectamente en la historia, nos adentramos en la vida de Okko desde que llega al “roykan” y empieza para ella una nueva vida. En su nuevo hogar conoce a unos divertidos y traviesos fantasmas, que sólo ella ve que, cual Pepito Grillo de Pinocho, se convierten en su conciencia, en su ayuda y en sus compañeros de aventuras.
La película es un canto a la amistad (de Okko, con los fantasmas –sobre todo con Uribo-), a la familia (a través de emotivos recuerdos de los padres y a la relación con la abuela) y a la responsabilidad (por medio del aprendizaje para llevar el negocio). Todo explicado de forma natural, con algún momento cómico, otros más serios y mucha acción a través de las correrías de Okko en el colegio, con otra niña vecina (que regenta otro hostal), de sus pensamientos y de la responsabilidad que va adquiriendo mientras se esfuerza por aprender el funcionamiento del hotel.

A través de unos diálogos ingeniosos, de una animación muy cuidada, con una música que realza algunos momentos especiales y un guion bastante sólido, entramos en el mundo de la pequeña que debe crecer más rápido de lo normal, para sobreponerse a la falta de los padres, volcándose en trabajar, jugar (puesto que es una niña), aprender, ayudar a los demás y, sobre todo, entender que la vida es una constante lucha por ser feliz y hacer felices a los demás.
Película entrañable, divertida, con alguna gota de emoción, que transmite una educación en los valores tradicionales y que gustará tanto a pequeños como mayores, por la delicadeza con que plasma las diferentes situaciones.


