
Dirección: Barbara Miller
Intérpretes: Documental (con Deborah Feldman, exiliada de la comunidad judía ortodoxa; Leyla Hussein, activista social somalí víctima de la ablación; Doris Wagner, ex monja abusada sexualmente por un miembro del clero; Rokudenashiko, artista japonesa condenada por obscenidad; y Vithika Yadav activista por los derechos sexuales y de género en la India).
Año: 2018
Distribuye: Film Buró
Estamos ante un documental donde cinco mujeres, de diferentes religiones, continentes y manera de ser, nos cuentan su historia, su “cruda” historia, de represión, de abusos y de maltrato. Pero, pese a sus distintos orígenes, todas luchan por una causa común: su liberación sexual y su auto afirmamiento como mujeres. Algo que parecería una utopía en pleno siglo XXI, no lo es.

Asistimos a los relatos, a veces cargados de emoción, sobre su situación actual y cómo han llegado hasta ella. Sorteando obstáculos, siendo fuertes y encontrando en otras mujeres (y hombres) el apoyo para llevar a cabo esta denuncia que la directora, Barbara Miller, ha sabido plasmar en la pantalla con realismo, veracidad y compromiso.
Las cinco heroínas protagonistas, pues para mí lo son por su coraje y entrega a sus ideales, rompen los moldes de la sociedad más vetustas e intransigentes, a veces enfrentándose a las distintas religiones, para alzar su voz y denunciar públicamente unos abusos que, aunque en las épocas antiguas, estuvieran vistos como “normales” (sic), ahora no son más que un síntoma de opresión y sumisión en la vida cotidiana.

Con un montaje ágil y dinámico, las cinco historias de se entrelazan ante nuestros ojos, teniendo más de un punto en común, pese a los muchos kilómetros que las separan, y a las culturas diferentes, como dije al principio. Todas coinciden en la falta de libertad para hacer su vida, todas han sido sometidas, de manera física o mental, a la voluntad de alguien (hombre, sociedad, religión, etc.). Y aunque en un principio, incluso llegan a tener vergüenza de sí mismas, su fortaleza, sobre todo mental, es un ejemplo para aquellas mujeres que todavía se sienten sometidas en cualquier lugar del mundo, y que este documental les llevará un soplo de aire fresco (esperanza), cuando comprendan que se puede salir de las circunstancias más adversas.

En suma, estamos ante una película que, en primer lugar demuestra que la sexualidad femenina es algo más que un placer para el hombre. Que ofrece un atisbo de luz para que todo cambie, aportando Barbara Miller su granito de arena, para abrirnos los ojos ante las violaciones que, a diario, se producen en el mundo. Y, en segundo lugar, confirma que cuanto más se den a conocer estas situaciones, más fácil será llegar a una sociedad donde la exhibición de documentales y películas como ésta, no sea necesaria. Gran alegato contra las opresión femenina.


