Director: Can Evrenol Año: 2015
Intérpretes: Mehmet Cerrahoglu, Gorkem Casal, Ergun Kuyucu, Muharrem Bayrak
El primer aviso que tengo que hacer ante esta película es que no es apta para la mayoría de los espectadores. Los temas que trata, tanto visual como cinematográficamente, tienen su público específico. Hecha esta introducción, puedo decir que nos encontramos ante una historia de terror, ambientada en la Turquía actual, donde se combinan las misas negras, el canibalismo, la violencia (más o menos explícita) y un mundo onírico que muchas veces no sabemos si lo que vemos lo viven los protagonistas o se lo imaginan.
Todo comienza cuando una patrulla de policías reciben una llamada de ayuda de otros compañeros, cuando llegan al lugar descubren un caserón en ruinas que parece abandonado, pero al entrar comienza para ellos una pesadilla de la que no saben si podrán escapar.
Una atmósfera tétrica, oscura, inunda la pantalla para dar mayor impacto a las imágenes que pasarán ante nuestros ojos, de esa manera se resalta, más si cabe, la tensión que vivirán los policías. Todo ello aderezado con pinceladas entremezcladas de las vidas de los agentes para, de esa manera, conocer un poco mejor algunas de las situaciones a las que se enfrentan.
Litros de sangre, montañas de vísceras y violencia en grupo son las señas de identidad de esta historia gore que es la ópera prima de su director, Can Evrenol, queriendo impactar en el espectador de una manera directa, dura e inquietante.
Película específica para los entusiastas del terror y del gore en particular que no les defraudará. Les mantendrá en tensión y quizá descubran algún guiño a alguna de las películas míticas de este género. Además, pueden intentar descubrir el significado de unos anuros que aparecen en diferentes ocasiones a lo largo del metraje y que parecen tener un papel importante en ciertas escenas.