Director: Julio Fraga Año: 2015
Intérpretes: Cristina Rojas, Homero Rodríguez
Lo primero que llama la atención en esta película es el guion, que narra una historia fresca, actual, sin concesiones a la galería que refleja en la pantalla cualquier relación de un hombre y una mujer de hoy día. Un guion con ritmo, sin altibajos y sincero hace que el espectador conviva con una pareja durante un periodo de tiempo en el que les suceden o se suceden una serie de circunstancias en las que nos podemos ver reflejados: reproches, enfrentamientos, amor, odio, perdón, celos, llenan la pantalla como si los protagonistas compartieran con nosotros su vida.
La sombra de sus respectivas exparejas planea en muchas escenas, pese a no aparecer físicamente, teniendo un protagonismo que no había visto en otras películas donde se cita a terceras personas. Estos actores “fantasmas” (por no salir en carne y hueso) son motivo de reproches, de enfrentamientos entre los protagonistas que llegan a pasar del amor al odio, de la risa al enfado en segundos, como si el peso de los antiguas parejas pudiera más que la relación actual y es que como indica el título del film, la nota que se ponen los protagonistas es de 6.5 lo que quizá hace que, al no puntuar con un 10 una relación, pudiera estar resquebrajándose. Para mí puntuar la relación es otro acierto del guion.
Con un estilo de obra de teatro, no en vano su director, Julio Fraga, es autor teatral, estamos ante una obra que explora los caminos del amor, la relación de pareja y se adentra en el miedo a no ser perfectos, a no estar a la altura de la otra persona. Acompaña en la escritura del guion al realizador, el novelista Víctor Maña, al que se le hace un guiño en los títulos de crédito apareciendo dos libros escritos por él.
Película sobre los altibajos de las parejas, con dosis de humor, de amor y con un guion que hace encajar perfectamente las piezas de este puzle que componen Cristina Rojas y Homero Rodríguez.