
Dirección: Santi Amodeo
Intérpretes: Oscar Martínez, Carlos Areces, Ingrid García-Jonsson
Año: 2019
Distribuye: #ConUnPack Distribución
Las películas de Santi Amodeo son para mí una caja de sorpresas, pues en ellas admiro gratamente su capacidad para contar historias originales, humanas y, a veces, con ligeros toques de humor.
En Yo, mi mujer y mujer muerta no se queda a la zaga y logra un guion (junto a Rafael Cobos) con el que atrapa al espectador desde el principio. La historia que nos cuenta es la de Bernardo, un arquitecto y catedrático argentino de fuertes convicciones, que se niega a incinerar a su mujer, como ella pidió. Días después, su tumba aparece profanada, accediendo entonces a la petición de su esposa. De esa manera, Bernardo se ve empujado a un extraño viaje y periplo por la Costa del Sol para librarse de las cenizas de su esposa, en el que Bernardo va a descubrir que no conocía tanto a su mujer como imaginaba…

Con una escena brillante del protagonista en el aula donde imparte clases, frente a un alumno que quiere poner en un aprieto a su profesor, arranca esta película donde la comedia, el drama y alguna situación alocada van de la mano, pasando de una a otra de manera sutil, mientras el espectador casi ni lo nota, hasta que se encuentra inmerso en otra escena diferente.
Temas como la pérdida de un ser querido, las convicciones de cada uno, el amor o la amistad, fluyen en la pantalla para llevarnos a un viaje personal (aunque también físico) del protagonista, desde Argentina a España, para dar a las cenizas de la esposa su último descanso. En este extraño viaje, por lugares emblemáticos de Andalucía, Bernardo se da cuenta que empieza a conocer a su mujer mejor que cuando vivían juntos. El tema de las dobles vidas nos es presentado de una manera delicada, con un fino toque humorístico, que nos hace reflexionar sobre esta cuestión, así como sobre el amor vivido de otra manera.

Con un estupendo Oscar Martínez, ganador por este papel del premio al mejor actor en el pasado Festival de Málaga, pues parece escrito para él ex profeso, encontramos a Carlos Areces (un pillo y pícaro) e Ingrid García-Jonsson (una ¿relaciones públicas?) en dos personajes, a cual más sorpresivo y enigmático, que forman este trío (no sexual) que nos lleva a conocer la vida y obra de una mujer muerta, mejor que si la contase ella.
Película que explora las relaciones de pareja desde un punto de vista original, en la que el protagonista descubre aspectos de su convivencia con la esposa que nunca hubiera imaginado, y en la que por medio de una, a veces, delirante aventura, nos hace pensar en lo distintas que son las parejas y lo poco que se conocen, aunque lleven mil años casados…