Dirección: Thomas Stuber

Intérpretes: Franz Rogoswki, Sandra Hüller, Peter Kürth, Henning Peker, Matthias Brenner, Gerdy Zint

Año: 2018

Distribuye: Surtsey Films

Las grandes superficies comerciales son un microcosmos, una pequeña ciudad dentro de las grandes metrópolis en que habitamos, allí “viven” una serie de personas que hacen posible que los demás podamos continuar nuestra vida, largos pasillos (calles), estanterías altísimas (edificios), carretillas eléctricas (vehículos) y trabajadores (habitantes), semejan una urbe donde la amistad, el amor, la camaradería y los distintos sentimientos afloran por los diferentes rincones.

Con un comienzo espectacular, con fondo del vals “El Danubio azul”, donde las carretillas y barredoras eléctricas hacen las veces de bailarines, el director nos introduce en ese mundo que, durante dos horas, será el nuestro. Vamos conociendo a los diferentes protagonistas pero, sobre todo a Christian (Franz Rogoswki), un joven solitario y reservado y a Marion (Sandra Hüller), «la chica de los dulces», una mujer delicada y enigmática. Surgiendo en el joven una atracción por ella que no sabe cómo confesarla.

Tras un primer encuentro entre ambos protagonistas, en el que Christian escudriña a Marion con su mirada centímetro a centímetro, la amistad entre ambos parece ir desarrollándose y afianzándose hacia algo más, pero (y como siempre que todo parece ir bien… hay un “pero”) Marion está casada y esa barrera puede condicionar su amistad.

Comienza entonces otra historia, una lucha de sentimientos en Christian entre lo que siente y lo que debe hacer, la soledad en que vive, la incomunicación con los demás, excepto con Marian, la falta de afecto que tiene y la intención de no caer en errores del pasado (que conoceremos durante la película), le llevan a volcarse con su amiga de una manera tierna y emotiva, para hacer que las horas que pasan juntos en el trabajo, sean lo más agradables posibles.

Espléndidas interpretaciones de ambos protagonistas, que reflejan la vida real, sin falsas apariencias, dotando a sus personajes de una fuerza y un carisma que parecen sacados de cualquier hipermercado, no de una academia de actuación.     

Película intensa, dramática, donde los sentimientos hablan más que las palabras, con un retrato intimista de los intérpretes que cala en el espectador, mientras va descubriendo cómo se vive y trabaja en esos centros comerciales durante el tiempo que no hay público. Con un toque de nostalgia que el director sabe dosificar muy bien durante todo el metraje y una gran elegancia para abordar un tema que, en otras manos, quizá no resultara tan comedido. Particularmente, el final me ha resultado muy romántico, pues nadie se imagina que de los elementos de trabajo cotidianos se pudiera sacar tanta delicadeza.