Director: Joachim Trier
Intérpretes: Eili Harboe, Kaya Wilkins, Henrik Rafaelsen, Ellen Dorrit Petersen, Grethe Eltervag, Marte Magnusdotter Solem, Anders Mossling
Año: 2017 Distribuye: Surtsey Films
Con un comienzo muy fuerte, a base de unas escenas de la niñez de la protagonista y su padre, el director nos da el primer mazazo visual. Posteriormente, iremos recibiendo impactos visuales a través de diferentes episodios en la vida de la joven Thelma (Eili Harboe), procedente de una familia muy cristiana, que marcha a estudiar a la capital de Noruega, Oslo, a la universidad. Allí conoce a Anja (Kaya Wilkins) y entre ambas surge algo más que una amistad…
La rígida educación recibida, el sentido de culpabilidad y unos oscuros secretos de su pasado, que nadie sabe, pero que el espectador descubre poco a poco por medio de recuerdos, sueños y flash back empiezan a minar la sólida moral con la que Thelma llega al campus, logrando desconcertar a la joven que cree que todo lo que la sucede es por su culpa, por su mal comportamiento y por el pecado.
El mundo nuevo que empieza a vivir, le descubre situaciones y consecuencias antes nunca experimentadas, el paso de una férrea disciplina a una vida menos agobiada, le produce sensación de libertad, pero al mismo tiempo, le hace sentirse culpable por ser feliz, al descubrir nuevas emociones que antes no había conocido.
Además unos extraños ataques, como de epilepsia, le sumergen en una espiral de contradicciones, de búsqueda de una verdad que vivió de pequeña, pero que no consigue descifrar y de una autocensura que afecta tanto a su vida actual, como a la relación con sus progenitores.
La lucha interior por conseguir su felicidad en contrapunto a la realidad que la rodea, mostrada a base de escenas de su vida infantil, está perfectamente reflejada en la mayoría de las escenas en las que, sin apenas diálogos, Thelma sufre, vive, ama y comienza a descubrir el porqué de sus pesadillas.
Con una última parte de la película desgarradora, dura y fuerte, Joachim Trier, vuelve a estudiar minuciosamente la parte psicológica de sus personajes, al igual que lo hizo en sus tres anteriores largometrajes, para deslumbrar al espectador con una gran historia de remordimientos, de búsqueda de la verdad y de redención de culpabilidad. Un film que permanece en la retina más allá de las dos horas de proyección.


