Directora: Ana Murugarren 
Año: 2017
Intérpretes: Karra Elejalde, Carlos Areces, Pepa Aniorte, Jordi Sánchez, Mikel Losada, Andrés Herrera
Distribuye: Festival Films
Con un comienzo impactante, muy duro para algunas personas que lo vean, comienza esta película que, según transcurre su metraje, se va convirtiendo en una fábula sobre las personas, sobre la culpa y sobre lo correcto y lo incorrecto.
Todo se inicia cuando, al final de la Guerra Civil española, un falangista queda impresionado con la mirada de un niño, hijo de una de sus víctimas. Desde ese momento Rogelio (Karra Elejalde) está convencido de que para salvar su vida, debe cuidar una higuera que el niño ha plantado sobre la tumba, excavada por el pequeño con sus propias manos, de sus familiares.
Desde ese momento, la película da un giro radical y encontramos momentos divertidos, emotivos, alguno que otro sexy y asistimos a la transformación de ese hombre, duro y sin escrúpulos, a una persona que quiere salvar la higuera de todo aquel que desee destruirla, pues cree que mientras el árbol siga vivo, su vida no corre peligro. De esta manera, y con la imagen de la Virgen del Carmen (regalada por la mujer del alcalde) presente, el prado en cuestión se convierte en lugar de peregrinación, los visitantes creen que el lugar tiene poderes curativos y el más variopinto espectro de personas acuden, como si de una atracción turística se tratase, para comprobar si sus dolencias son curadas.
Todo gira en torno a Rogelio, sus antiguos camaradas, el chivato del pueblo y las fuerzas vivas del lugar, le rodean e intentan conseguir sus propósitos, con tretas, más o menos, lícitas para que el ermitaño, en se ha transformado el falangista, deponga su actitud y deje todo. Es aquí donde la directora nos va descubriendo las pasiones de las diferentes personas, como son capaces de lo que sea con tal de lograr sus propósitos. Escudriña en cada cara, en cada gesto, cada mirada el poder de unos y la sumisión de otros. Logrando una actuación coral en la que cada intérprete se complementa y complementa al de su lado, donde el conjunto logra sacar una sonrisa de una situación dramática.
Todos los actores están muy bien, en especial Karra Elejalde que parece un papel a su medida, sin sobreactuar y dando credibilidad al personaje, pasa de una dureza sin escrúpulos a una persona que sólo piensa en la higuera. Pepa Aniorte en su papel de mujer del alcalde (un buen Jordi Sánchez) aporta el toque femenino a la historia, poniendo un poco de sensatez en el maremágnum en que se ha convertido el prado y Carlos Areces, el chivato y sórdido lugareño, nos descubre otra faceta más de su amplia gama de caracterizaciones, dejando atrás su faceta humorística para convertirse en un ser avaricioso y ruin que solo quiere su provecho.


