Director: Fernando Merinero
Año: 2017
Intérpretes: Fernando Merinero, Hadelah, Sauce Ena, Carolina Clemente, María Colorado, Cristina Cantero, Jacob Covadlo, Chus Gil, Yolanda Tabanera
Segunda película de la trilogía de Fernando Merinero, titulada genéricamente (Las 1001 novias). En esta ocasión, en pleno verano, a Fernando le apetece viajar en coche al reencuentro de antiguas novias. Del contacto con ellas, le entra el deseo de ser padre de nuevo, y a su vuelta a Madrid investiga a ver cómo lo puede hacer…
De nuevo las mujeres rodean al director para iniciar una nueva búsqueda, en este caso una posible paternidad. Otra vez, acompañamos a Fernando en su viaje por diferentes lugares de Andalucía (Cádiz, Málaga) y su regreso a la capital para reencontrarse con parejas pasadas e iniciar una exploración del mundo femenino a través du su mirada, inquisitiva y sin prejuicios, que en más de una ocasión levanta las iras de las mujeres con las que habla.
El protagonista sigue en su línea de vivir bien, disfrutar de la vida y decir las verdades “sus verdades” a todo aquel o aquella que quiera escucharle, para intentar defender una posición ante la vida y, en este caso, ante una posible nueva paternidad, que levantará alguna ampolla en cierta clase de espectadores que no conozcan su filosofía o que no sepan qué tipo de cine hace este realizador.
Las conversaciones ante la cámara, convidada de piedra, para dar a conocer los razonamientos, ilusiones y manera de afrontar las circunstancias de la vida con cada una de las diferentes mujeres con las que habla el director, se tiñen en esta ocasión con ciertas gotas de amargura y dramatismo, que no había en la primera entrega. Así, algunas conversaciones dan un giro inesperado cuando las protagonistas abren su corazón para contarnos circunstancias que nadie espera y, por lo que se ve en el plano, Fernando tampoco…
Nuevo experimento de este director tan sorprendente como sorpresivo que, al añadir un toque de dramatismo a la película, sigue asombrando al espectador (que en el fondo es lo que él quiere) para diseccionar el universo femenino (SU universo femenino), un mundo que gira a su alrededor y del que parece que ha extraído todo lo bueno que la vida le ha ofrecido , bajo el prisma de falso documental que, la verdad, domina perfectamente.