Director: Hannes Holm Año: 2015
Intérpretes: Rolf Lassgård, Bahar Pars, Flipp Berg, Ida Engvoll, Tobias Imborg, Klas Wiljergård, Chatarina Larsson, Börje Lundberg
Las relaciones en los vecindarios no siempre son idílicas. Todos tenemos en nuestro entorno vecinos agradables, vecinos pesados, vecinos antipáticos o vecinos maniáticos. Y luego está Ove, un hombre al que prejubilan en su empresa y se da cuenta de que no sabe hacer nada sin su trabajo de toda la vida. Que vive por y para “vigilar” su comunidad. Sin amigos, sin su mujer a la que perdió hace un tiempo y empeñado en seguirla y procurando llevar a rajatabla las normas del vecindario, se ha ganado la antipatía de sus vecinos y empieza a ganarse la del espectador cuando comienza la película.
El día a día de este solitario, gruñón y de mente cuadriculada, se compone de visitar la tumba de su mujer en el cementerio, hacer la ronda por su urbanización para que todo esté en orden y cuidar de su coche, un Saab, al que quiere como a una persona, como si fuera el amigo que nunca tuvo.
A través de flashbacks, en distintos momentos, conocemos el porqué de muchas actitudes de Ove, sabremos más de su vida y empezamos a comprender al protagonista, iniciando una simpatía por él que se va acentuando conforme avanza la historia.
La amargura, tratada con humor a veces negro, que emana de casi todas las situaciones en que interviene Ove, sus respuestas discordantes y la soledad que le hace pensar en seguir los pasos de su mujer, comienza a aclararse con la llegada de sus nuevos vecinos, un matrimonio con dos hijas y otro en camino, que aporta un poco de luz en la monótona vida del jubilado.
Tras un comienzo de enfrentamientos entre ellos, la insistencia de la mujer por acercarse a su nuevo vecino, a través de diversas situaciones, descubre que el corazón de Ove no es de piedra y que la capa granítica parece ir ablandándose.
A base de escenas que ven con humor la cruda realidad de personas como el protagonista, que encontramos en la vida cotidiana, el director va conquistando al espectador con una historia emotiva, alegre, con complicidad, que engancha según pasan los minutos. Todo gracias a Rolf Lassgård que está muy bien caracterizado con más edad de la que realmente tiene y de Bahar Pars (la nueva vecina) que sabe escarbar en el alma del protagonista para encontrar la parte buena que todos llevamos dentro.