Dirección: Paco Limón y Julio César Sánchez

Intérpretes: Documental

Año: 2019

Distribuye: #ConUnPack Distribución

Homenaje al mítico cine de serie B (o Z como se le llegó a denominar), pero un cine, a pesar de todo, indispensable para esa legión de seguidores que convirtieron a diversos directores e intérpretes en personas de culto y sin cuya contribución no hubiera llegado el cine a donde estamos actualmente.

Diferentes géneros desfilan por la pantalla, desde los westerns rodados en el desierto de Almería, a las películas de terror, más o menos violentas, hasta el llamado cine quinqui, pasando por el destape (con las famosas dobles versiones), para recordar al espectador más maduro una etapa de su vida y para descubrir, al más joven, cómo era, cómo se hacía y de qué manera se trabajaba en el cine entre los años 60 y 80.

A través de entrevistas con muchos cineastas (directores, intérpretes y productores) de esos años y de ahora, intercaladas con infinidad de secuencias de las películas más representativas de entonces, y todo ensamblado con un montaje ágil y dinámico, asistimos a una verdadera “sesión continua”, como se decía antes, para volver a revisar unas cintas que dejaron su huella en la historia de nuestro cine. Tanto es así, que particularmente me ha vuelto a picar el gusanillo y voy a volver a ver algunas de esas películas que perduran en mi memoria y que la visión de este documental me ha traído al recuerdo. Incluso, ha habido alguna que no conocía y que deseo ver.

Este cine, comercial y con mucho público que llenaba las salas de exhibición, refleja las distintas épocas por las que atravesó nuestro país, era un “cajón de sastre” donde todo cabía, desde la comedia  a las drogas, sin olvidar el cine experimental, pasando por el “maldito” cine “S”, una especie de porno blando, que insinuaba más que mostraba, pero que con sólo poner la letra asociada a un título, arrastraba una legión de seguidores.

Estamos ante una película interesante y amena, a la vez que instructiva, que hacía falta para recordar esta clase de cine. Que conecta muy bien con el espectador, dejando en nosotros un poso agradable cuando abandonamos la sala de proyección, después de recordar cómo era nuestro cine hace años y nos permite usar la famosa expresión del grupo musical “Presuntos implicados”, que dice… “¡Cómo hemos cambiado!”, pero reconociendo que sin aquel cine no existiría el cine actual.