Director: János Edelényi Año: 2016
Intérpretes: Brian Cox, Coco König, Anna Chancellor, Emilia Fox, Karl Johnson, Roger Moore

La edad no perdona. Es una apisonadora implacable que a todos nos llega en nuestra vida. También para famosos, actores, artistas, etc. Nadie nos salvamos. Con este preámbulo quiero dar a entender que El último acto es una película que habla de la etapa final de un legendario actor, Sir Michael Gifford (Brian Cox) un intérprete especialista en Shakespeare, que tiene una enfermedad degenerativa y su familia tiene que ponerle un cuidador (de ahí el título original: The Carer), aunque nuestro protagonista no quiere y ha conseguido que ninguno dure muchos días. Pero cuando llega su nueva cuidadora Dorottya (Coco Köning), una joven húngara apasionada del teatro, llevará al gran actor, pese a los enfrentamientos entre ambos, a afrontar esta nueva etapa de su vida de otra manera.
El tema de la dependencia está muy bien reflejado por el director. Con diálogos naturales, actitudes reales y con un toque de humor que matiza la cruda realidad de este problema, asistimos a una historia que nos cautiva desde el primer momento, nos sumerge en la vida cotidiana de este actor que aplica sus conocimientos de Shakespeare a su vida diaria, siempre tiene una frase de las obras del escritor para aplicarla en el momento oportuno. Su cabeza es un hervidero de actividad mientras que su cuerpo se va debilitando y deteriorando irremediablemente cada día. La fuerza que le transmite la joven cuidadora le hace sentirse vivo, pese a sus continuas disputas y enfrentamientos, la pasión que ambos sienten por el teatro les da ánimos, al primero para afrontar el cercano “último acto” que se avecina y a ella para abrirse paso en un “primer acto” que quiere realizar sobre un escenario.
Todos los intérpretes están estupendos, pero Brian Cox nos deleita con una gran interpretación dando un toque de humor a un papel muy dramático. La combinación de la experiencia del genial actor escocés con el debut en el cine de Coco König, ofrecen una mezcla equilibrada que nos permite aprender hasta qué punto Shakespeare puede hacer de nexo de unión entre dos personas tan diferentes, por edad y cultura pero, a la vez, tan cercanas emocionalmente cuando el autor de El Rey Lear ha prendido la chispa de la interpretación en sus corazones.
Deliciosa película que, bajo el prisma de un fino humor, nos habla de un tema duro y real que está presente en nuestras vidas. Con una preciosa fotografía de Tibor Mathe, una leyenda en Hungría, el director nos hace pensar en el futuro de las personas que tienen ese problema, en este caso reflejado en el crepúsculo de un gran actor de teatro, al que acabamos teniendo cariño y del que aprendemos que, como dice una frase usada por todos los artistas, “El espectáculo debe continuar”.
Sólo una recomendación, no os perdáis los títulos de crédito finales, ahí descubriréis algo más de la película que acabáis de ver.


